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Bali - Island of Gods

January 1, 2018
Ese viaje hacia afuera que propició el viaje hacia adentro.

Como es tradición en este grupo de valientes, el post de hoy no podía empezar sin música, así que si eres de tener incienso a mano, ponte un poquito en el quemador, dale al play en la imagen, y métete de lleno en mi maravillosa experiencia Balinesa. Esta lista de reproducción me acompañó en aquel verano del 2019 en el que me dediqué a vivir de la manera más libre la maravillosa isla de Bali.

He estado en Bali tres veces pero no hizo falta más que una para convertirse en refugio. En muchos sentidos.

Llegué allí por primera vez el invierno del 2018 gracias a la invitación del Ministerio de Turismo Indonesio para descubrir el país. Recorrimos diferente zonas y aunque todas llamaron mi atención, Bali sin duda se llevó la palma. No fue por su belleza, que también, sino por una extraña pero amorosa energía que me abrazó en cuanto puse el pie en la isla.

En el aquel primer viaje éramos un grupo de unas 20 personas de diferentes partes del mundo, con una pasión en común: viajar. Fue muy bonito poder compartir esta experiencia con ellos.

A pesar de haberme reservado unos días extra para explorar la isla a mi manera, me supo a poco, así que estaba segura de que volvería, lo que no me esperaba era hacerlo tan pronto.

En mi viaje de vuelta a España, el Ministerio de Turismo me invitaba a volver una semana más tarde. No me lo podía creer, la isla me estaba llamando.

La llaman La Isla de los Dioses porque, de las 17.000 islas que conforman el archipiélago indonesio, es la única hinduista (el resto son de religión musulmana) y está repleta de templos donde se hacen ofrendas cada día.

El hinduismo es, además, la religión con mayor número de dioses, unos 300 millones… Por eso, cuando caminas por sus calles huele a incienso, a arroz basmati y a la flor típica de las ofrendas: el Frangipán.

El olor, que está fuertemente ligado a los recuerdos, estimula el sistema nervioso central que modifica el estado de ánimo, la memoria o las emociones entre otras cosas. Siempre lo he considerado uno de los sentidos más importantes, así que cuando huelo a alguna de estas 3 cosas, mi mente me lleva directa a las experiencias que viví durante esos meses en la isla.

En mi segundo viaje a Bali, una semana más tarde, me dejé cautivar todavía más por su cultura, su naturaleza y su gente. Una de las cosas buenas de estas experiencias es que ya está todo organizado, así que sólo tuve que dejarme llevar. Volvería, seguro, y lo haría a mi ritmo.

Mi tercer viaje fue en aquel verano del 2019, después de una ruptura amorosa muy dolorosa y con una crisis existencial que empezaba a manifestarse.

Rota en mil pedazos necesitaba encontrar un lugar para recomponerme y reflexionar, así que no se me ocurrió mejor lugar que mi isla favorita.

Seen by Keiko

A mi parecer hay dos formas de viajar: Llenando tu agenda de los supuestos “imprescindibles” que encuentras en guías, blogs y revistas; o, dejando espacio para vivir el lugar y que surja la magia. Yo soy más de lo segundo. Eso fue lo más alucinante del viaje. Gracias a vivir, se derribaron todas mis barreras y me enamoré de esa versión tan maravillosa de mi misma que emergía en aquella isla con energía femenina.

Me sentía viva - Como hacía tiempo que no me sentía.

Me sentía libre - ¿Alguna vez me había sentido así de libre?

Me sentía feliz - ¿Había sentido esa felicidad anteriormente?

Si te tuviera que dar el primer imprescindible para visitar la isla sería precisamente ese: date espacio físico y mental para vivir cada zona, déjate enamorar por el lugar y la isla se encargará del resto. Yo, por mi parte, te dejo al final de este post mis recomendaciones favoritas de lugares y cosas que hacer.

Algo que me cautivó del país, fue su gente. Es tan precioso vivir la positividad y la alegría a su lado que empiezas a plantearte cuáles son nuestros valores en occidente, donde la mayoría de la gente vive una vida de insatisfacción crónica. Así como en otros viajes había intentado fotografiar personas y no me había atrevido por vergüenza o inseguridad, en Indonesia me sentía tan cómoda conectando con los locales, que me hice un álbum maravilloso de retratos de la gente que me fui encontrando por el camino. Aquel verano del 2019, en mi tercer viaje a la isla, después de probar varias zonas de Bali, decidí claramente que mi zona favorita era UBUD, el lugar del yoga y la espiritualidad por excelencia. Lejos del mar pero rodeada de arrozales maravillosos y donde, a pesar de las zonas de bullicio, puedes encontrar el silencio.

Vivía cerca de la escuela de Yoga Radiantly Alive. Me gustaba porque hacían talleres muy interesantes, tenían una cafecito muy cuco donde desayunar y en los alrededores encontré algunos sitios que empecé a  frecuentar. Bali, como cualquier otro lugar, tiene su lado de “sombra”: Turismo desmesurado, vida de fiesta, superficialidad y actividades que no hacen otra cosa que desconectarte, pero yo buscaba todo lo contrario, así que me pareció que Ubud cumplía perfectamente con mi cometido aquel agosto.

Alquilé una habitación por semanas. Encontré una que estaba muy bien, la regentaba una familia local. Como iba encontrándome con gente durante el viaje y moviéndome, no siempre estaba en el mismo sitio, pero mi manera de anclar mi hogar a pesar de estar a 13.000 km de distancia de Madrid, era volver siempre a esa misma habitación. Era bastante grande, limpia y daba a un patio lleno de plantas donde siempre olía a incienso. Además, la primera noche descubrí que venían a mi puerta una gata con sus dos gatitos a pedir comida. Lxs que me conocéis lo sabéis, amo a los gatos y echaba de menos a los míos, asi que la isla me trajo unos con los que compartir mis días allí.

Mi querida amiga Helena, que fue quien plantó una de las semillas  en mis inicios en el autoconocimiento, me recomendó hacer un retiro de mujeres allí, y así lo hice. Fue un proceso terapéutico que abrió un montón de cosas que se asentarían en los meses siguientes. Aquel verano lo dediqué a vivir, a probar cosas que no había probado nunca y a conectar hacia adentro.

Hice Surf. Esctatic Dance (¡Qué liberación!). Yoga. Breath Work. Comer con las manos (¡qué gusto!). Bailar. Chillar. El silencio. Baños de sonido. Pasarme todo el día leyendo. Terapia energética con cristales. Reiki. Escribir. Llorar. Escribir. Reir. Escribir. Silencio. Escribir…

La escritura y el incienso empezaban a estar presentes en mi vida cada día. Allí comenzó mi ritual matutino, aunque no fue hasta el confinamiento, que lo implementé cada mañana, sin excepción. De esto te hablaré muy pronto.

Sin duda, una experiencia transformadora para mi y para muchas personas que conozco. Así que no puedo más que invitarte a vivir la tuya.

Aquí te dejo algunas recomendaciones de mis lugares favoritos, pero por favor, date el tiempo necesario para que la isla te sorprenda.

1. Transporte:

Para moverte por Bali, evita el coche, hay mucho tráfico. Sólo úsalo si las distancias son muy largas. Sino, si conduces moto te recomiendo que te alquiles una, es la manera más rápida y fácil de moverse. Otra opción es bicicleta. También puedes usar la opción de moto-taxi - Te recomiendo la app GOJek.


2. Excursiones

3. Si quieres vivir y fotografiar los mejores amaneceres & atardeceres en Bali


4. Si quieres comer riquísimo / Desayunar como una reina / beber buen café


5. Tiendas que me encantaron:

6. El masaje más increíble que me he dado nunca:



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